domingo, 16 de octubre de 2011

Entrevista a Natalia Fernández Scosería, autora de Las leches vegetales

Nidos en Red: ¿Cómo fue el camino del libro “Las leches vegetales”?
Natalia: Mucha gente se entusiasmó con el libro y lo empezó a mover solo. Ahora estoy escribiendo el segundo. Empecé a ver que el libro me había trascendido lejos. Originalmente fue apuntado a madres desesperadas, que cuando el médico le dice “tu hijo es alérgico a la leche” la madre enseguida dice: ¿y que toma? ¡No va a crecer! Porque te venden eso. Las madres hablan de lo que ofrece la tele (los yogures, postrecitos) mi papá (pediatra) dice: ¿vos te crees la propaganda del súper héroe que viene cuando vos estás limpiando? Esas ofertas lácteas, son como la comida balanceada para perros o gatos, tienen un montón de aditivos, saborizantes, mejoradores, pero que en realidad es una comida que no tiene valor. Entonces hay muchas mamás que como los chicos se hicieron adictos a estos productos dicen: “ah, ya comió uno de estos, no importa si no comió bien hoy”. La gente se pone a cuestionar poco lo que ve en la tv. Me acuerdo que a mi hija una vez le habían dado uno de esos postrecitos de chocolate en una casa, claro que vio colores, princesas y dijo ¡quiero!. Se manchó la ropa y me acuerdo lo que me costó sacar esa mancha, entonces me pregunté ¿Qué quedará en el cuerpo? ¡si la mancha me costó tanto sacarla de la ropa!.
Yo hablo con ella y le cuento, pero ella está empezando también a estar influenciada por el ambiente, y tengo que mantener cierta flexibilidad. Yo también lo experimenté.
NR: Cuando participé de estudios etnográficos en alimentación y hacía entrevistas, vi eso, aquellas casas donde más estaba restringido lo “no saludable”, más deseo había.

N: si! Entonces cuando los chicos van a un cumpleaños se atoran de chizitos y después se la pasan vomitando, le pasan otras cosas.
Mi hija empezó sala de dos y estaba con la alergia de la leche. A partir de los 3 va amainando. Yo en el jardín comenté lo de la alergia y me dijeron “vos trae tu leche especial y se la damos”, entonces les dije que no y pedí que le sirvan poquito. Ella se iba a sentir peor si veía que tomaba algo distinto, entonces pedí que le pongan mucho menos que a todos, que no le llenen el vaso porque ella toma poco y asi va  a hacer la merienda compartida.

NR: ¿Cómo fue el nacimiento de tu hija?

N: Yo tuve a mi hija en casa sola, con mi pareja, los dos solos. Cuando quedé embarazada empezó un camino distinto. Yo venía practicando yoga, de hecho el instructorado lo terminé embarazada. Estudié en dos escuelas y después tuve varios maestros. Practiqué bastante ashtanga. Ahora me dedico a yoga terapia porque la gente lo que necesita hoy es eso. Yo me encuentro cómoda ahí y pude unificar un montón de aspectos, una especie de práctica terapia integral y que promueva el autoconocimiento.
Yo conocí a una chica que había tenido su hijo en casa, entonces me dije: “cuando tenga un hijo va a ser así” fue ahí.

NR: ¿y cómo fuiste construyendo el camino hacia esa decisión?

N: fue algo que yo tiré al aire y cuando quedé embarazada no había otra opción para mi, era esa. De hecho mi mamá me tuvo por cesárea a mí y a todos mis hermanos. No me dio la teta, mi abuela tampoco. Vengo de un linaje de mucha desconexión femenina. Para mi el parto era “que dolor!, es horrible tener hijos!, dar la teta no! Estás siempre manchada, chorreando! Yo venía con todo eso” Y yo soy alérgica a la leche. Por el lado de mi papá, el es médico,  pediatra y antroposófico.
Así empecé a hacer un trabajo de mucha investigación. Leí todos los libros de M. Odent, conocí Dando a luz, participé de grupos en los que se contaban experiencias de partos en casa. Así fui llegando a mujeres que habían pasado por la experiencia. También me dijeron que no hay muchas mujeres que estén pariendo solas, por lo general hay médicos, asistentes. Aun así contacté con gente que eligió parir solos y así alimenté el deseo que yo tenía. Para mi papá, aun teniendo la mente muy abierta, esto fue todo un tema que tuvo que elaborar, para él fue un problemón. No con todos lo podía compartir. Había aprendido a hacerme los tactos yo, mi pareja también aprendió a escuchar los latidos y lo que necesitábamos saber para el momento del parto. Un obstetra que busqué y fui a ver me dijo que trabajaba con un equipo en partos domiciliarios. Igualmente me comentó: “no se acostumbra a parir solos, el nacimiento es un evento social. Pero si hay algunas tribus en las que las mujeres se aislaban y los hombres se quedaban afuera protegiendo. El me decía que por lo general hay un médico, una persona pero porque es una cuestión social. Me gustó porque no me asustó, aunque a esa altura ya no me asustaba nadie. Llegó el momento, tuve 14hs de trabajo de parto. Mi pareja estuvo atento todo el tiempo para ver que necesitaba, trajimos una bañera pero en el momento no quise. Y entonces nació. No le habíamos avisado a nadie. Después lo llamé a mi papá, vino, alumbré la placenta.
Igual tenía los miedos que arrastraba, los culturales, ¡ mirá si no siento! ¿Y si no dilato?! Pasamos todas las horas, yo estaba cansada pero aun así no estaba en cuestión irnos a algún hospital, sentíamos que había que llegar hasta el final… además tomar esta decisión habla de hacerte responsable. Si tu hijo se muere, no le podes decir nada a nadie. Es así como tomar el poder en el cuerpo.
Pasé por toda las posiciones y me acuerdo cuando el me dijo “ahí le veo el pelito!”, entonces me puse en cuclillas y me dije: la saco como sea, aun si me rajo al medio, el último esfuerzo lo hago! Y ahí salió. Él la agarró, me la dio enseguida, la puse en la teta así ayudaba a expulsar la placenta. Ese día hacía calor. Después me di cuenta que aun así yo me tenía que haber abrigado y no me abrigué, entonces la placenta tardó más en salir, supuestamente si mantenés el calor no pasa esto. Eso se me escapó. Igual salió entera, la miré y después planté el arbolito. También para cortar el cordón esperamos que deje de latir y que pase todo lo necesario que beneficie al bebé. Pero más allá de eso yo sentía que algo de lo ancestral iba en esa transmisión y era eso lo que quería que pase.
Cuando llegó mi papá contó que el sintió como si la casa fuera un templo. Además fue impresionante, cuando ella salió, me miró y lo miró a él.  No lloró. Tanta dedicación y trabajo, yo sentí que ella quería vernos ya, como que tenía la misma ansiedad de conocernos que nosotros a ella.
Ella tomó teta exclusiva hasta los seis meses. Y de a poco empecé a incorporarle frutas, seguí con la teta. Cuando le saqué la teta le empecé a dar leche (3 Niñas o Sancor) y un día se brotó. 
NR: ¿ Y a que edad le apareció esto de la alergia a la leche?

Natalia: Al año y medio y yo estaba en Córdoba y me acorde que había escuchado hablar de la leche de almendras y escribí a un amigo mexicano y le pregunte como hacer la leche de almendras y así empecé a investigar y una señora me dijo que había escuchado hablar de la leche de sésamo y después nos vinimos Córdoba por que habíamos empezado a hacer un proyecto de comunidad que no funciono.

Mandala Nido de Natalia

NR: ¿Por eso surgió la idea del libro?

Natalia: Originalmente fue apuntado a madres desesperadas, que cuando el médico le dice “tu hijo es alérgico a la leche” la madre enseguida dice: ¿y que toma? ¡No va a crecer! Porque te venden eso. Las madres hablan de lo que ofrece la tele (los yogures, postrecitos) mi papá dice: ¿vos te crees la propaganda del súper héroe que viene cuando vos estás limpiando? Esas ofertas lácteas, son como la comida balanceada para perros o gatos, tienen un montón de aditivos, saborizantes, mejoradores, pero que en realidad es una comida que no tiene valor. Entonces hay muchas mamás que como los chicos se hicieron adictos a estos productos dicen: “ah, ya comió uno de estos, no importa si no comió bien hoy”. La gente se pone a cuestionar poco lo que ve en la tv. Me acuerdo que a mi hija una vez le habían dado uno de esos postrecitos de chocolate en una casa, claro que vio colores, princesas y dijo ¡quiero!. Se manchó la ropa y me acuerdo lo que me costó sacar esa mancha, entonces me pregunté ¿Qué quedará en el cuerpo? Si la mancha me costó tanto sacarla de la ropa. Yo hablo con ella y le cuento, pero ella está empezando también a estar influenciada por el ambiente, y tengo que mantener cierta flexibilidad.

NR: leí tu libro y está super claro, muy concreto y fácil de implementar, de tener a mano en la cocina. Antes no sabía que existían las leches vegetales. Además son fáciles, me imaginaba que eran super complejas de hacer..

Natalia: Yo empecé a hacer las leches, una por día, y se las daba  a Gaia, para ver si le gustaba. Así también aprendí a mejorar los sabores porque hay leches que no son ricas por ejemplo la de quínoa no es rica entonces probaba le ponía ciruela o unos dátiles para ver si le mejoraba los sabores
Este libro me llevó a hacer un recorrido distinto también con mi comida. Probaba, le mejoraba el sabor, miel, azúcar. Todo experimental.
Estas leches no son para reemplazar la leche materna, pero si una alternativa cuando se termina la lactancia, de ahí en adelante.
A partir del libro me contactaron personas de diferentes asociaciones, veganas, en contra de la matanza de los animales.
Yo soy vegetariana hace 15 años. Vas haciendo un recorrido. Y en el contacto con esta gente, se fue dando, conocí a uno y otro y llegué a rawd food  (El Raw Food es una corriente gastronómico-filosófica que nació en los años 60, cuando la doctora Ann Wigmore anunció que se había curado de cáncer de colon con una dieta basada en clorofila (vegetales), azúcares (frutas) y proteínas (semillas, frutas secas, hongos). 
El Raw Food se conoce también como Crudiveganismo, Comida con Vida, Cocina sin Fuego, Comer Crudo.
Los alimentos se utilizan en su punto nutricional óptimo: frutas y verduras frescas de estación, semillas "activadas" o germinadas, fermentos, brotes, etc. Y lo que hace que la dieta cruda sea única, es que ninguno de los alimentos se cocinan.
Se evita así que el calor destruya las enzimas, vitaminas y fitonutrientes que se encuentran en los alimentos crudos, vivos y sin cocción. Mantienen así los nutrientes originales y la energía vital.
Son las preparaciones elegidas por personas que buscan conseguir un estado de salud óptima a traves de una forma más natural de comer. Fuente: http://www.verdeynatural.com.ar/ensenanza/cursos-de-cocina/talleres-cortos-de-cocina/1089-alimentacion-viva-raw-food)
Antes de conocerlos, yo pensaba, lo puse en el libro, que los remojos de las semillas no eran indispensables. Yo sabía que el remojo ablanda la semilla y vos podés extraer más cantidad de leche. Para el raw food el tiempo de remojo, la semilla se prepara para el brotar, entonces vos estás poniendo potencia. Hoy pondría que el remojo es fundamental. Yo no busco complejizar las recetas, sigo queriendo que esto llegue a gente que no sabe nada,  a madres desesperadas. Si lo encuentran ya van a llegar a más, pero por ahora quiero que siga llegando a ellas.
Los germinados es otro mundo, los meto en los jugos. Es el alimento del futuro, si se acaba el mundo y hay pocos recursos, porque las lentejas pueden estar años en frascos sin alterarse. Vos ponés un puñado de lentejas en remojo, germina, y tiene la mismas propiedades que más de un plato entero de lentejas. Lo que pasa es que el ser humano debería ser más austero y saciarse con ese puñadito. Para el rod food y el crudivorismo, el calor mata las propiedades de la comida.

NR: ¿ las leches vegetales se pueden usar para cocinar?

Natalia: se pueden incluir en una torta, panqueques. Las  leches que se pueden usar son las de cereales. Porque las otras no se pueden calentar ya que los ácidos grasos que tienen que vuelven tóxicos. Podemos usar leche de arroz, de avena. Las leches vegetales, además son mucho más económicos que las del supermercado. Ni hablar de los yogures, la proporción es totalmente diferente.
El libro llegó a gente diferentes y empecé  a investigar, me metí en macrobiótica, ayurveda, rod food, y la verdad que hoy soy un poco de todo eso, no me avoco a ninguna filosofía de lleno pero si incorporé un mucho del raw food porque me cierran los conceptos. Lo que si es muy difícil de sostener, pero hay que incorporar de a poquito. Se mezcla lo social, quedarse de alguna manera afuera de encuentros. Yo si vengo acá y me ofrecés un budín de harina blanca, lo acepto. A mi me pasó que cuando era vegetariana y no tenía la carga filosófica de que si mato a un animal, el sufrimiento… me parecía más terrible rechazar la comida de una persona que había cocinado para mi con amor, me parecía que eso generaba peor karma en todo caso, lastimar a esa persona, que decir “no voy a comer esto porque yo no consumo criaturas con ojos”.
Yo no ando diciendo nada a nadie, cada uno que llega sabe, lo busca por si mismo. Uno nunca sabe que necesita el otro. A veces comer carne te da como una sensación de tierra, energía terrenal te enraiza. Todos necesitamos algo diferente.

NR: Tu hija te abrió un camino…

Natalia: con esto que me pasó que mi hija es alérgica a la leche, lo puedo llevar a que el ser humano está en evolución permanente, y este niño está diciendo que ya no lo necesita, esto también para poder ver que no es diferente a otros, sino tiene otras necesidades.
Si mi hija me pide leche de vaca, yo le sirvo un poquito pero también le explico que no es lo mejor, cada uno tiene que encontrar su forma, ir encontrando.
Entre comprar la leche de un envase plástico y hacerlo, es otra cosa. La cocina es el laboratorio alquímico de la mujer, un lugar que no puede perder. Cuando uno está cocinando para la familia está poniendo mucho, cuando dicen, “si uno está cocinando con mala onda envenena a otros” esto es lo mismo. ¿Imaginate darle la leche a tu hijo? Vos das un producto de un animal que fue maltratado, que pasa por un montón de manos, a la leche la pasteurizan, le sacan, le ponen, ¿y lo que llega a tu hijo? ¿Quien se lo pregunta?
La mujer ganó terreno en lo laboral, pero adentro de la casa tiene que seguir trabajando, entonces siempre pierde. Claro que puede contratar alguien que se ocupe de ciertas cosas en la casa, pero así pierde la conexión de lo que come su familia, de quien le dice a sus hijos ciertas cosas, si hace una pregunta existencial, quien le contesta que.
La mujer se está haciendo la tonta, pierde su poder, con eso de querer competir con los hombres. Yo entiendo que son dos los que tienen que trabajar para mantener una familia, pero la mujer no puede perder su poder, porque es ella la que lo mueve todo. La mujer que trabaja 10hs afuera, vuelve super estresada y realmente la pasa muy mal. Porque nunca se termina el trabajo para ella.

NR: Yo veo esto permanentemente, el rol de la mujer hoy es muy exigido.

Natalia: los primeros casi 2 años de Gaia dejé de hacer casi todo, daba algunas clases, pero me dije: yo quiero vivir esto. Quiero conocerla, estar presente, se conjugan heridas infantiles, el deseo, son muchas cosas.

NR: las mujeres hoy nos tenemos que reinventar, estamos en un punto 0. No somos las de antes en sus casas, lo único que existía era su familia por sobre sus deseos personales, ni las que ejecutivas que trabajan 10hs por día fuera de casa. El tema es como llevarlo adelante.

Natalia: por lo menos tener conciencia, que la mujer comprenda que eso es poder y no lo pierda. Su labor en el hogar es suyo, de ahí sale todo, los hombres del futuro, los niños. Eso es lo que se está perdiendo y genera muchísima angustia. En eso si me meto, cuando una mujer me dice “no tengo más leche” ¡pero no importa! Podés relactar! Desde que yo escuché una vez que una mujer adoptó un bebé y tuvo leche, es como cuando escuché que un cuerpo hasta los 90 años se puede corregir, se puede enderezar su columna.

NR: ¿Y como sigue tu camino?

Natalia: Investigando, ahora se viene la segunda edición del libro que va a ser diferente. Voy a incluir algunas recetas más y a hacer talleres. 

Muchas gracias Natalia por abrir camino y tanta entrega a la búsqueda!
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domingo, 26 de junio de 2011

Frida Kaplan: entrevista completa

Nidos en Red: ¿Que recuerdos aparecen de cuando vos eras chica en relación al juego?


Frida Kaplan: Yo pertenezco a la primera generación de Argentinos, osea que mis padres, mis abuelos, fueron todos inmigrantes. En esos años de mi infancia existía el idioma que ellos hablaban; el idish. Había una audición radial diaria que era la Idishe Shu donde se pasaban canciones en Idish. A mi me encantaba tomar la escoba como un micrófono, ponerme los vestidos y los zapatos de mi mamá y cantar y bailar. Era mi entretenimiento favorito.


NR: ¿Qué sensaciones te vienen al cuerpo cuando te acordás de ese momento en el no tiempo?


FK: Era un bienestar y una alegría


NR: ¿Que otra actividad o situación a lo largo de la vida la has podido vincular con esas sensaciones?


FK: También recuerdo que en mi infancia decía “como me gustaría ayudar para que la gente no sufra” aunque ese no era un juego sino un deseo. Y ahora de grande me encuentro cumpliendo y materializando el deseo de esa nena.

El contacto con ella a través del tiempo tiene que ver con un transitar la vida, como cada uno puede vivir su vida;  siguiendo los mandatos o en determinado momento tomar conciencia que existe un mandato y un deseo propio. Pero el deseo propio no irrumpe fácil, hay que trabajar con uno para erradicar los mandatos. Y lo fantástico del vivir es que esa tarea no se termina nunca. No es tengo tantos años y basta, ya hice. Yo sigo trabajando conmigo, sigo buscando, encontrando. Sigo buscando para encontrar que es lo mío.

Está el mandato y lo propio, entonces poder discernir entre ambos.


NR: Siempre me inquietan los profesionales que se dedican a trabajar desde la parte más humana, en especial psicólogos, terapeutas, médicos, etc, etc. Y observo la diferencia entre estudiar una carrera a encontrarse frente a un otro, persona con historia, singularidad. ¿Qué te pasó cuando en tu trabajo apareció “el otro”?


FK: En el momento de la búsqueda, uno no sabe lo que va a encontrar, y cuando aparece tampoco sabés ¡ah esto es lo que yo estaba buscando! La vida es un siendo. Pero de pronto si podés detenerte a observar y decir ¡que maravilloso!


¿Cómo encontré a la Eutonía? O la Eutonía me encontró a mi… ¿Cómo nos encontramos? Porque hay una anécdota de cómo llegué a la Eutonía, pero más allá de esta anécdota, el encuentro que se produjo. Yo no tengo duda que era lo que estaba necesitando como persona; una disciplina que trabaje la piel que contiene. Trabajar la auto- contención desde la piel. Y los huesos que sostienen. Poder trabajar el auto- sostén desde los huesos. Poder trabajarlo conmigo, transmitirlo y enseñarlo.


Esta es una actividad y aprendizaje que todos pueden realizar. Está tan instalada la mirada externa, el conocimiento que tiene un otro y darle poder a ese conocimiento. Cuando hablo del conocimiento me refiero a que es lo que a mi me puede hacer bien. Se busca desesperadamente en otro, que me de la solución al malestar psicofísico que yo puedo estar teniendo.

Esto no es una apología a la omnipotencia, porque si, necesitamos de un otro. Necesitamos el contacto. Pero que este contacto no signifique “yo no puedo” y que “el si puedo” que se puede obtener desde la piel, los huesos, el contacto con el espacio interno, no sea un acto de omnipotencia. Es una sutil diferencia.


Soy una ferviente admiradora del psicoanálisis, lo transité desde muy joven y continúa hasta el día de hoy. El encuentro con esta disciplina me permitió volver a transitar el duelo que fue lo más dramático que me sucedió, la muerte de mi hijo. Y encontrarme con una actividad. Me resulta difícil encontrar una palabra, no es una actividad reparadora en el sentido que le voy  devolver la vida a mi hijo, pero si sentir lo importante y vitalmente importante que es el contacto en la vida intrauterina.


La eutonía tiene la posibilidad de atravesarte. Y esto de dejarte atravesar por una disciplina no sucede naturalmente, cuando pasa es maravilloso.


Los trabajos eutonicos se realizan con la presencia de cualidades de la conciencia: la atención, la precisión, la intención y la dirección y cuando el ejercicio de esas cualidades se instala en uno uno lo aplica en el diario vivir. Entonces el vivir deja de ser un vivir mecánico porque está sostenido por estas cualidades.

NR: ¿Cuál es, según tu punto de vista, una buena manera de llegar hoy en día al encuentro con el hijo?

FK: Para mi la mejor manera es la manera posible de cada uno. La información es importante, pero también la  posibilidad personal es importante. Si esa información no puede ser vivida, empieza a jugar en contra. Es delicado el tema, porque quien me escucha puede decir que estoy en contra, pero no. Entiendo que es importante el cuidado de cómo transmitir la información. Poder transmitirla de tal manera que el poder elegir esté presente. Y dentro del poder elegir se tenga en cuenta cuales son sus posibilidades. Porque si esa pareja decide tener a su hijo en casa, con este profesional, pero resulta que no dispone de los medios económicos para materalizar ese deseo la frustración se instala y lo posible no es bien vivido.
Además es hasta donde yo puedo. Es un tema muy delicado. Yo apoyo esto, pero no es esto solo sino poder facilitar a las mujeres que recobren el poder, el poder de ser humano, de persona que está organizada para la maternidad. Y ese poder se perdió.

NR ¿Porque se habrá perdido?

FK: Se fue perdiendo por muchos motivos, porque Michel Odent habla del cerebro primitivo, pero resulta que este quedó anulado y el neocortex es quien está muy presente en la vida. Además todo potencia el neocortex, desde la información permanente, internet, y desde este lugar que ahora tiene la mujer en el mundo. Y no es que la mujer tiene que volver al pasado. Es lo que está sucediendo.
A mi me apasiona la actividad con las embarazadas por este aprendizaje a poder sentirse, poder habitarse, y sin soplarle al oído lo que tiene o lo que puede. Una mujer que se habita, se siente, modifica su tono psicofísico. Cuando eso sucede el si puedo se instala. No es mágico, es un aprendizaje y tiene que estar presente el deseo de querer transitar este aprendizaje.
Siempre digo a las parejas que vienen, que transitar este aprendizaje no les asegura no tener una cesárea. Si el aprendizaje es para evitarla es mejor no hacerlo, porque son muchos los imponderables que llevan a que un nacimiento sea por cesárea. Y para mitigar el dolor y la culpa que a muchas mujeres (digo a muchas porque hay otras mujeres que quieren una cesárea y es lo que pueden) esto de no juzgar, aceptar, no criticarse. Porque esa mujer  bastante tiene con ese dolor de no haber podido que todavía se la señale con un dedo acusador. Esto es no más que un paneo comprensivo de estas situaciones.

NR: Escucharte me lleva a la sensación de que para llegar a cualquier lugar hay que transitar un proceso

FK: En la vida permanentemente estamos aprendiendo, quien quiera vivir asi, porque sino se repite, en cambio para vivir aprendiendo se sale de una crisis con un aprendizaje y al día siguiente se entra en otra para aprender otras cosas. Asi entiendo yo la vida. Cuando uno toma conciencia de esto y el vivir se convierte en una tarea fascinante, muy completamente alejada del concepto de “yo no quiero sufrir” “yo quiero ser feliz”.
Para atravesar las crisis es imprescindible transitar por un sufrimiento que es a la vez un aprendizaje. Porque hay sufrimientos que son estériles y tienen que ver cuando uno se queda repitiendo situaciones relacionadas con programaciones recibidas. Cuando uno está en contacto con uno mucho emerge. Está el contacto y esta también la voluntad para que hacer con lo que emerge; ¿levanto la alfombra y guardo la tierra debajo para que nadie lo vea? ¿que hago con eso que encontré? En mi ultimo libro, En el poder de renacer, hablo esto de los duelos. Y que para seguir adelante uno siempre tiene que transitar duelos.

NR: Duelos que no se refieren a la pérdida de una persona

FK: El duelo no solamente es la muerte física o el alejamiento físico de otro. Siempre hay un duelo a algo, es inevitable.

NR: La idea de Referentes en la Red, y no la Red de internet sino de la vida, nace de cuando participé en constelaciones. Uno de los rituales que se hacen antes empezar es encender tres velas: una por los ancestros, otra por el presente y por el futuro. En relación al pasado, siento que hoy se ha perdido casi por completo esa mirada que valora. Nosotros como jóvenes tenemos que poder darnos vueltas y apoyarnos en el camino que ya vienen haciendo aquellos que suman con su vida, aportan. Hay una necesidad de encender esa vela que quiere decir iluminar a los que hicieron caminos. Ellos representan una conciencia que evolucionó hasta este momento y que tenemos la responsabilidad de seguir haciéndola evolucionar en función de lo que va viniendo nuevo.

FK : Todo es distinto, en esto de los cambios yo siempre valoro y me ajusto. Porque los cambios de ahora permiten la presencia de un hombre que en la otra generación no había. Esto de un hombre está presente, es la gran diferencia, y para que el hombre esté presente, la mujer tuvo que permitir esto.

NR: Cuando a vos llega la palabra Nidos, ¿que sensaciones aparecen?

FK: Aparece un recuerdo… cuando mi hija mayor se fue a vivir a Francia..un dolor.  En ese momento yo vivía en un lugar donde en el dormitorio, en la ventana, había un cantero con flores. Simultáneamente a la partida de ella, un día apareció un nido allí y dos pajaritos con huevitos. Yo estaba tan impactada que sucede algo en la vida que es mágico, uno no lo puede explicar desde la razón. Y me dediqué a observar el comportamiento de esos pájaros con los huevitos. Nacieron los pajaritos, y como ellos los alimentaban. Un buen día un pajarito voló, y otro día otro, y otro, y después se fueron todos. Y el Nido quedó vacío.

Es como si en la vida hubiese momentos; de construir un nido, momentos de anidar, de cuidar lo anidado, y momentos de dejar crecer y que el nido quede vacio.

NR: Y ocupar otros nidos

FK:  Y ocuparse del Nido propio.

NR: Muchas gracias Frida!

Mandala Nido de Frida

Casa, mi casa. Cuidar la casa del otro. Cuidar al otro. Cuidarme, según el momento de la vida. He sido cuidada en un nido. He cuidado el nido para que los hijos puedan crecer y ahora cuido mi nido para continuar viviendo.
 
 
 Frida Kaplan
www.fridakaplan-eutonia.com

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viernes, 3 de junio de 2011

Patricia Fuster

NR:Cuando aparece la palabra Nido, que ideas y sensaciones te vienen al cuerpo? 


PF: La palabra Nido para mi simboliza la sensación de “aquí estoy a salvo”, a salvo de los miedos, del peligro, de la incertidumbre.
Es tierra, es casa.
Desde este lugar me parece importante pensar el propio cuerpo, como el propio Nido. El espacio que resguarda, protege. La casa de mi alma.
Y desde este modo de pensarlo, mirarlo, sentirlo, se diluyen las trampas en las que a veces aprisionamos nuestro cuerpo; el peso, la talla, la altura, la edad cronológica.
Este Nido, con sus posibilidades y limitaciones, permite mi expresión en todas sus formas imaginadas y posibles, permite la expresión de mi SER esencial… de mi ESENCIA.
Es vehículo, conductor y guía, es el coche y el cochero, es mi don preciado, es mi escencia materializada, es mi posibilidad de expresar mi visión y de realizar mi misión en este mundo
Pensar mi propio cuerpo como un Nido me permite ver también a otros como otros cuerpos Nidos y, desde esta mirada posible, renuevo mi auto respeto y el respeto de y por los otros.
Tal vez llegará un día, que todos nos veamos a nosotros y a los otros como Nidos, y podamos anidar, caminar y volar desde el nuestro al de los otros con la levedad del Alma y la certeza en la LUZ.
Lic. Patricia Fuster
Psicóloga clínica. Especialista en crianza.
1560481193

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Mandala Nido de Patricia